Reflexiones


REFLEXIONES



Hoy voy a hablar de la luz. Y no voy a hacer demasiadas alegorías, ni voy a prestarme a emplear grandes metáforas. Hoy voy a hablar de la luz de los bares. De los bares que flaquean ante una pandemia mundial. La luz de una farola ilumina este botellín y este vaso de cerveza. Pienso en Warhol y sus latas de sopa. Pero pienso más en Antonio y su pequeña terraza de "El Ancla". Allí fue donde, hace unos días, tomé esta cerveza sin alcohol, con mi novia.

Bonito reflejo que escapa de la viñeta. Bonita luz que apunta hacia la izquierda. Bonitos colores sobre una mesa en la que se habrán sentado tantas alegrías, discusiones, festejos, tristezas y conversaciones sobre todo y sobre nada. Pero sigamos hablando de la luz.




Otra luz que apunta a la izquierda. Otra cerveza: esta, con alcohol. Más de uno me habrá desterrado en la primera imagen cuando he llamado "cerveza" a un botellín de zumo de cebada con cero grados. Pues bien, mirad la espuma que se ha consumido; saboread el color rubio y cálido de una caña de las de siempre.

La luz se concentra en un punto, justo al lado del vaso, como filtrada por una lupa. Ninguna mosca querría estar ahí. Una simpática caña de cerveza. El sol ha caído un poco: se puede advertir si comparamos esta segunda imagen con la primera. Misma mesa, misma tarde, distinta luz.




Reflexiones... ¿qué son las reflexiones? ¿Pensamientos que vuelven sobre sí mismos o reflexiones en cuanto a luz que rebota en las superficies? Te invito a reflexionar sobre estas dos reflexiones: verde amarillento y marrón anaranjado. Parece un juego, ¿verdad? Pues es justo eso: un simple juego. No pretendo engañarte, solo darle vueltas al significante y al significado, y burlarme un poco de las palabras. De nuevo, volvamos a mirar la luz.





¿Alguna vez has intentado agarrar el agua? ¿O atrapar el arcoíris? ¿O sostener tu reflejo entre tus dedos? Reflexiona sobre ello. ¿Es posible? Todo es posible. La fotografía otorga el poder de manipular algo que nos es tan desconocido y que, a la vez, nos permite conocerlo todo: la luz. Sin ella no existiríamos. Pero no alcanzamos a ver cómo se desplaza por el aire. Solo podemos observar sus efectos, reacciones y manifestaciones. Pero nunca veremos, con nuestros ojos, un rayo de luz viniendo hacia nosotros. Aún así, te invito a que no pierdas la ilusión de querer atraparla: puedes convertirte en fotógrafo.




¿En qué estará pensando él? Rema sobre un espejo gigante que le devuelve el cielo impreso de manera invertida cuando observa el agua que tiene delante. Palada tras palada, ve cómo el sol se esconde tras dos montañas no muy lejanas.




Me encuentro poco inspirado. Quizá sea porque la luz que veo no es la que quiero ver. Quizá sea porque me detengo demasiado observando sombras y evitando luces. O quizá sea porque, simplemente, soy como una grieta que se abre paso, poco a poco, sobre una pared solitaria que reflexiona tras la luz de unas cortinas.

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